martes, 12 de mayo de 2009

Celebramos el Día del Libro


Como es sabido, el 23 de Abril se celebró el Día del Libro, si bien en nuestro colegio hemos convertido esta celebración en la Semana del Libro, ya que durante toda la semana hemos realizado diferentes actividades al respecto.


Todas las clases participaron en la lectura de diferentes tipo de textos, relatos, poesías... elaborando posteriormente caligramas que quedaron expuestos el Día del Libro.


Se creó un Taller de Poesía en segundo y cuarto curso, todos los niños y niñas de la clase leyeron poesías facilitadas por su tutora, por la biblioteca del centro, y por los mismos niños con libros que trajeron de sus casas. Los niños elegían una libremente tras muchas lecturas y las ilustraban.


Los alumnos de primero, tercero y cuarto realizaron pequeños libros de adivinanzas, trabalenguas y poesías.


En sexto curso, celebrando el 70 aniversario de la muerte de Antonio Machado, los alumnos y alumnas indagaron en la biografía de Antonio Machado y en su obra, creando el rincón de Machado.



Quinto curso participó en el I Concurso de Relatos Ilustrados convocado por el CEP de Córdoba, fueron expuestos los relatos de todos los alumnos con sus ilustraciones el Día del Libro. Además se expusieron, ese día, unos libros gigantes que el mismo curso había realizado el Día de Andalucía.


Los alumnos y alumnas de Educación Infantil trabajaron desde sus clases el cuento de "La ratita presumida", elaborando ellos mismos el cuento.

Se realizaron otras actividades como un teatro leído de los niños y niñas de 5º de la obra de teatro trabajada en clase; niñas de 6º prepararon la representación del cuento de la Ratita Presumida que presentaron a los alumnos de Educación Infantil y también contamos con un Cuentacuentos de la Editorial Santillana.
En definitiva, pensamos que se les motivó a los alumnos y alumnas a la lectura y al gusto por ella.

domingo, 19 de abril de 2009

UN LIBRO ES UN TESORO

Había una vez un niño llamado Alejandro que vivía en una granja. Sus padres decidieron mudarse a la ciudad porque en el campo no le podían dar clases de colegio. Llegó el momento del primer día de colegio de Alejandro. No empezó muy bien que digamos. Sergio y su pandilla, unos macarras de su nuevos colegio, estaban viendo de lejos un cartel, cuando, Alejandro se puso en medio sin querer. Sergio, rápidamente protestó y le dijo:
― ¡Eh tú, quítate de ahí o te machaco!
― Oh, perdón. ― dijo Alejandro.
En ese momento pasó una chica por su lado, le cogió del brazo y salió corriendo con él. Alejandro le preguntó por qué había hecho tal cosa. Entonces ella le contestó:
― Hola, me llamo Laura, mucho gusto. He hecho eso porque de no ser por mí, ahora no estarías vivo. Hazme caso, no te acerques más a Sergio y su pandilla, son como animales salvajes, y si eres su amigo te dejarán tirado cuando más lo necesites.
― ¿Por qué dices eso? ― preguntó Alejandro.
― Bueno, porque a mí me ha pasado. Un día me peleé con mis amigas y ese mismo día me dijeron que no iban a ser más mis amigos y me di cuenta de que no valen ni un céntimo. ― dijo Laura.
Después, cuando Alejandro llegó a su casa se lo contó a su madre. Raquel, su madre, reaccionó dándole un libro y como a Alejandro le pareció tan absurdo, le preguntó:
― Mamá, te he contado el problema tan grave que he tenido en mi primer día de colegio y tú, ¿Me das un libro?
― Cariño, este libro te va a enseñar cómo tienen que ser tus amigos, personas que nunca fe fallan y siempre estarán a tu disposición para que estés a gusto. ― Contestó Raquel.
― Pero mamá, este libro tiene cuatrocientas páginas, ni un dibujo y la letra muy pequeña. ― Protestó Alejandro.
― Hijo, cuando vas a leer un libro no tienes que fijarte en eso sino en que el argumento sea bueno y bonito, y que el pensamiento que te dé sea agradable, no lo contrario.
Al cabo de un mes, Alejandro iba leyendo por la página doscientas treinta y siete del libro, había aprendido muchísimo de sus amistades, con Laura se llevaba bien y tenía muchos más amigos y amigas.
Un día, cuando Alejandro se dirigía hacia la papelería, se encontró con Laura y se acercó a ella. Entonces ella le dijo que lo iba a acompañar. Mientras le contaba que le gustaría mucho tener un cachorrito, vio a un niño pequeño dándole una patada a una caja sucia y abandonada que cayó a la carretera. En ese momento se oyó un ladrido muy agudo desde dentro de la caja.
Laura pensó por un momento que podría ser un perrito abandonado y que, aunque no fuera eso y fuese cualquier otra clase de animal, no podía dejar que le pasara nada. Salió corriendo y consiguió llegar hasta la caja y ver lo que era. Se emocionó tanto que se quedó paralizada. Alejandro, al verla parada en medio de la carretera, pensó que podía pasar un coche y atropellarla. Así que por un momento pensó en el libro que le dio su madre y que en él ponía que a un amigo nunca se le falla. Alejandro corrió y corrió hasta que consiguió empujarla y sacarla de la carretera. Pero tuvo mala suerte. El hermano de Sergio, que iba conduciendo el coche y hablando por el móvil, o sea muy despistado, atropelló a Alejandro, mientras Laura lloraba desesperadamente.
Cuando sus padres se enteraron, lo llevaron al hospital y estaban muy desesperados por lo ocurrido. Menos mal que todo quedó en un susto. Alejandro tendría la pierna escayolada durante dos meses y decía que lo haría mil veces. Su libro era un tesoro.
Gloria Barrios Ruiz. 5º

viernes, 17 de abril de 2009

NOS METEMOS EN LOS LIBROS

Érase una vez unos niños llamados: Marina, Virginia y Miguel.
Iban mucho a la Biblioteca pública porque allí podían escoger sus libros favoritos. Un día los niños estaban en el colegio y decidieron ir a la biblioteca para escoger el libro que había salido ahora nuevo en todas las bibliotecas. Se llamaba "Nos metemos en los libros". Esa tarde fueron a la biblioteca pero no encontraban el libro. Entonces Marina decía que ella no quería leer el libro porque decía que le resultaba un aburrimiento grandísimo. Los tres fueron a preguntarle a la mujer que estaba sentada en el mostrador.
Y ellos le preguntaron:
― ¿Tenéis el nuevo y famoso libro llamado "nos metemos en los libros"? ― preguntó Miguel.
― Mmmmmmm... no sé espera que lo mire. ― dijo la mujer. Aquí lo tengo es el último que me queda.
― ¡Qué suerte hemos tenido! ¡Es precioso! ― dijo Marina.
― Ves, al final te va a gustar a ti más que a nosotros. ― dijo Miguel.
― Oye Virginia, ¿a ti no te gusta el libro? Es que te has quedado muy callada.― dijo Marina.
― Sí, lo que pasa es que le veo algo raro ¿ustedes no? ― dijo Virginia.
― No, no le veo nada. ― dijo Miguel.
― Bueno vamos a la mesa y allí lo investigamos ¿vale? ― dijo Virginia.
― Vale vamos. ― dijeron Marina y Miguel.
Y allí los niños descubrieron el secreto del libro.
― Oh, mira esta página. Vamos a darle a este botón. ― Exclamó Virginia.
― ¿Pero no os da miedo? ― dijo Marina.
― No. ― dijo Miguel.
Y así le dieron al botón y salio una luz muy rara, que decía:
“meteros aquí en esta pagina y veréis el secreto de este bonito libro”.
― ¿Nos metemos en el libro? ― dijo Virginia.
Ellos con miedo dijeron que sí.
Y así lo hicieron, se metieron en el libro.
Cuando entraron, estaban en una hermosa playa rodeados de personas negras.
― ¿Estamos en África? ¿En China? o ¿dónde estamos? ― preguntó con mucha prisa Marina.
― Cálmate, según lo que no ha dicho el ogro, aquí podemos estar a salvo. ― dijo Miguel.
― Pero, ¿y nuestros padres? ― interrogó Virginia.
― No pasa nada. Dentro de una semana estaremos cada uno en nuestras casas. ― Respondió despreocupo Miguel a sus amigas.
― Ay ojalá. ― dijo Marina.
Y así dentro de una semana, ya estaban todos con sus padres.
Marta Romero Santos. 5º

EL LIBRO MÁGICO

Era una vez un niño llamado Juan. Tenía 11 años. Cuando terminó el colegio se fue a su casa a comer, cogió la mochila y se marchó a la biblioteca para coger un libro de magia. Como estaba solo en la biblioteca el libro le habló:
― ¿Quieres venir conmigo a hacer trucos de magia?
Y Juan le contestó:
― Vale. Pero a las cinco tengo que volver a la biblioteca.
El libro, en cinco minutos, llevó a Juan a sitio para hacer magia.
― ¿Te gusta este lugar?
― Sí, es muy bonito. ¿Cuándo haremos magia?
― Nunca.
― Me has engañado. ― Contestó Juan.
― Sí, te he engañado para que vinieras a este sitio tan bonito.
― Es bonito, pero tengo que hacer los deberes que me mandó la profesora.
Entonces el libro le dijo a Juan:
― Te llevaré a la biblioteca.
Tardaron cinco minutos en volver a la biblioteca, se despidieron y Juan metió el libro en la estantería.
Cuando Juan llegó a su casa era muy tarde y su madre le riñó pues no había terminado de hacer los deberes.
Francisco Javier Angulo Castro. 5º

EL NIÑO Y LOS LIBROS

Había una vez un niño que se llamaba Benjamín que no quería a los libros, los maltrataba, los rompía, los tiraba por el suelo y jugaba con ellos.
Un día, los libros cobraron vida por la noche cuando Benjamín dormía se despertó, gritó, salió por la ventana. Los libros le perseguían.
Benjamín fue a la casa de sus abuelos, entró allí y se escondió. Los libros decían:
― Benjamín, ven. Queremos decirte algo.
En ese momento, los abuelos de Benjamín se despertaron, tomaron un refresco y se volvieron a dormir.
Entonces, los libros volvieron a decirle a Benjamín:
― Oye niño, no nos maltrates, por favor. Si no se lo diremos a tus padres que no te gustan los libros.
Benjamín respondió:
― Bueno, pero deberéis ser mis amigos.
Al día siguiente, Benjamín buscó las páginas que había roto y se las pegó a los libros. Desde ese momento, cuidó todos los libros. Fue al colegio y comenzó a estudiar mucho con sus libros.
Martín Eduardo Bernal Chaparro. 5º

EL LIBRO MÁGICO DE PEDRO

Había una vez, en un lejano país, un niño de once años llamado Pedro, que le encantaba leer libros de fantasía y aventuras. Un día su profesor les mandó que se compraran un libro llamado “Roque y sus amigos”. Él se lo compró y aquella noche comenzó a leerse el libro. Ocurrió una cosa mágica: empezó a encenderse luces del libro y la habitación se convirtió en un bosque donde había duendes, setas venenosas, pájaros carpinteros… Conforme leía el libro, se daba cuenta que todo lo que en el libro aparecía, sucedía en la realidad. Pedro leyó: “Había una vez un duende llamado Roque que tenía muchos amigos en el bosque. Un día Roque se comió unas setas y se desmayó”. Pedro vio cómo Roque se comía las setas, cómo se desmayaba. Él no sabía qué ocurría, pensaba que estaba soñando.
Leyendo, leyendo, encontró que Roque se había enamorado de una duendecilla llamada Lisa. Ella también estaba enamorada de Roque. A los tres A los tres años, se casaron y tuvieron gemelas, llamadas: Linda y Bella.
Al año siguiente, tuvieron otro hijo y cuando Roque vio que su hijo era especie duende y especie vaca, creyó que su mujer lo había engañado con otro duende o con la vaca del poblado. Discutieron y se separaron. Roque estaba triste. Entonces, decidió casarse con una perra para darle celos a Lisa. La perra, llamada Blanquita, era amable, tranquila y con buen genio. Invitaron a todos a la boda, excepto a Lisa y a la Vaca. Lisa muy envidiosa, cortó con la vaca al comprobar que Roque era muy feliz con su nueva esposa, y llevó a las dos gemelas a casa de Roque para que Blanquita se enterara que Roque ya tenía esposa e hijas.
Blanquita, enfadada con Roque por no haberle contado que había tenido una relación con otra persona, cortó con Roque y se marchó a vivir a otro país.
Pedro, leyendo el final de la historia del libro, comenzó a borrársele la imagen del bosque. Se encontraba solo en su habitación. Todo lo que Pedro pensaba que era realidad, no había sido más que el fruto de su imaginación al leer el libro.
Víctor Muñoz Olmo. 5º

EL LIBRO DE LA INTELIGENCIA

Érase una vez un duende de ciento cincuenta años, que, aunque es muy viejecito, tiene mucha vitalidad. Él se llama Elías. Desde que tenía diez años ha estado leyendo un libro de diez mil páginas de título “El libro de la inteligencia”. Este es el libro de sus antepasados. Desde la información de maniobras náuticas hasta saber hacer trampas de un gran cazador de gigantes e incluso magia y hechicería.
Desde hace noventa años los gigantes han estado abusando y maltratando a los duendes. Elías se enfadó tanto con los gigantes que salió de viaje con el libro a la tierra de los gigantes, para castigar al rey gigante Matías. Caminó durante un día, dos y al tercero iba caminando por la playa de arena blanca y fina cuando oyó algo: -¡Uaaa, uaaa!
-Umm. Parece un llanto… un llanto de tortuga marina. ― Opinó Elías ― Voy a ver.
Y así hizo, se dirigió más adelante. Cuando llegó a una roca grande.
-Umm. ¡Que extraño!, es por aquí, eso estoy seguro, pero no veo a nadie. ― Dijo Elías.
― ¡Aquí, aquí arriba. ― Dijo alguien. ― Encima de la roca.
Elías miró hacia arriba de la roca y vio a una tortuga que dijo:
― El gigante Matías me ha lanzado aquí. ¡Ayúdame!
― Ahora mismo. Utilizaré la magia de mi antepasado el Mago. ― Dijo Elías mientras levantaba su bastón, señalando a una planta y exclamó: Abra, cadabra, pata de cabra, esta planta más grande será y a la tortuga salvará.
Cuando lo dijo, la planta se hizo más grande hasta alcanzar a la tortuga. Cuando llegó agarró a la tortuga y bajándola, dijo:
― Gracias, gracias. Mi nombre es Vanesa. ― Se presentó la tortuga.
― No hay de qué. Mi nombre es Elías. ― Se presentó Elías. ― He hecho eso gracias a la magia de mi libro.
― Gracia. Me tengo que ir, adiós. ― Dijo Vanesa.
― Adiós. ― Dijo Elías.
Cuando se fue, Elías siguió su viaje hasta que llegó a la tierra de los gigantes.
Allí había un gran castillo negro, con una gran puerta con un letrero colgado que ponía “Prohibida la entrada a los duendes”. Cuando Elías vio esto dijo:
-¿Prohibido duendes? Este gigante Matías es tonto. Voy a usar las rocas del castillo para sepultarlo.
Cuando lo dijo, levantó su bastón y las rocas del castillo se derrumbaron haciendo una sepultura para el gigante. Entonces, Elías se fue a su casa.
Carlos Trujillo Gómez. 5º

UN SUEÑO REAL

Érase que se era una niña que se llamaba Ángela y su hermano se llamaba Javier. Ángela, desde pequeñita quería ser una Hada Madrina como la Hada Madrina del cuento de La Cenicienta. Javier quería ser un mago.
Una noche, cuando se pusieron a dormir, Ángela soñó que era Hada madrina y se cumplió. Javier también soñó que era un mago y se cumplió. Estaban asombrados. Ahora, Ángela estaba contentísima como su hermano Javier.
Había una Hada Madrina malísima que le quería hacer daño a Ángela, como veía que era Hada Madrina. Se quería hacer amiga de ella para después hacerle mucho daño y así fue: le hizo mucho daño. Pero a su hermano no le caía bien la Hada Madrina y se lo dijo a su hermana. Ella no lo creyó, así que se enfadó con Javier.
Al día siguiente, la maestra de Ángela y de Javier dijo:
― A ver, niños para el Día del Libro tenéis que hacer un cuento, como por ejemplo “Un sueño real”, “Un sueño fantástico”, “Un sueño mágico”,….
Ángela eligió “Un sueño mágico”. Esa misma noche la Hada Madrina mala la llevó a una cárcel, pero su hermano Javier la salvó y se la llevó a su casa que tenía en el sueño. Su hermano se peleó con la Hada Madrina y como tenía una varita mágica lo quería matar. Entonces su hermana cogió la varita mágica y la hizo desaparecer.
Alexandra Olimpia Lapadatu. 5º

¿LOS CONOCES?

Érase una vez un niño llamado Alfredo. Él iba casi todos los días a la biblioteca, le encantaba leer. Un día estaba allí buscando qué libro podía coger, pensaba: El Quijote… pero es muy largo. Platero y Yo… pero me pongo a llorar. Después de un rato de indecisión, fue a coger uno y entonces escuchó a un libro hablar.
- El Quijote: Estoy harto de que no me leáis porque penséis que soy muy largo, la cuestión no es que sea largo o corto, lo importante es lo que llevo dentro, mis letras, mis bonitas historias… No os fijéis sólo en mi cuerpo.
Alfredo se quedó sorprendido de lo que acababa de ocurrir, no imaginaba que un libro pudiera hablar.
Empezó a hablar Platero y Yo: Es verdad, estoy de acuerdo con él. No importa si te hago llorar, porque si lloras es por lo bonito que soy. ¿Tengo razón?
- Alfredo: Sí claro, claro. ¿Cómo podéis hablar? Sois libros…
- El Quijote: Los libros lo pueden todo, no te puedes imaginar las cosas que podemos hacer, como esta (hablar).
- Alfredo: ¿Por qué queréis hablarme? ¿Queréis que os lea?
- Platero y Yo: No es cuestión de que nos leas, es cuestión de que nos disfrutes. Si quieres leernos no lo hagas por obligación, si no por disfrutar.
- Alfredo: Gracias, ya que me habéis dado esta charla, me apetece leeros. ¿Quién desea que lo lea el primero?
Los libros empezaron a decir: ¡Yo! No me leen hace días, quiero ir a nuevas casas y por qué no, ver a libros con chicas y princesas guapas.
Alfredo pensó que podía traer a su amiga Julia y, así, intercambiarse los libros. Entonces dijo: Voy a traer a mi amiga Julia y así nos intercambiaremos los libros.
- Platero y Yo: Sí, es buena idea.
Alfredo cogió a los dos libros con cuidado y se los llevó a la recepción. Le dio “Platero y Yo” a su amiga Julia, y él se quedó con “El Quijote”.
Por la noche estaba sentado en la cama e iba a abrir el libro, pero antes de que lo hiciera:
-El Quijote: Si te gusta de verdad mi libro te vas a meter dentro de mí.
Mientras leía, ocurrió algo muy raro. Estaba dentro del libro, viviéndolo en primera persona. Alfredo se despertó y se encontró en la biblioteca. Todo había sido un sueño. Alfredo aprendió, de esta forma, que los libros no hay que leerlos por obligación, si no para disfrutarlos.
Paula Navarro Ruiz. 5º

domingo, 22 de marzo de 2009

SALUDO

Hola a todos. Este es el nuevo blog de la Biblioteca Escolar del C.E.I.P. "El Parque", de Palma del Río (Córdoba).
Os invito a que contactéis con él para conocer muchas noticias del fascinante mundo de los libros y su lectura.
Ánimo y a... leer.